Hay lugares que tienen una magia especial, percibida por quienes los habitan y quienes los visitan. Bonilla de la Sierra es uno de ellos. Este pueblo abulense, incluido en la red de Pueblos Más Bonitos de España, atesoraba una historia prácticamente desconocida, más allá de pequeñas pinceladas que situaban su época de esplendor entre los siglos XIII y XIX de la mano de los obispos de Ávila, de personajes ilustres como Juan II o Enrique IV, y de algún que otro acontecimiento importante. Una gran parte de esa historia oculta sale a la luz en el libro “Memoria de Bonilla: su historia, su arte, sus gentes”. Una iniciativa llevada a cabo por Carlos Cerezo de la mano de siete autores: Jesús Gascón, Francisco Fabián, Serafín de Tapia, Eduardo Duque, Raimundo Moreno, Carlos Jiménez-Torres y Laura Serranos.

Un pueblo amurallado que albergó alrededor de 240 edificaciones, con una superficie aproximada de unas siete hectáreas, tal y como reveló el arquitecto Jesús Gascón, coordinador del libro, durante la presentación del mismo en el Episcopio de Ávila. Y que en sus mejores tiempos llegó a contar con unos 1.200 habitantes, apuntó el historiador Serafín de Tapia. Habitantes entre los que, en un momento dado, se encontraban una parte de la nobleza que acompañaba a los obispos, aunque Eduardo Duque, diputado de Cultura, Patrimonio, Juventud y Deporte, recordó que no hay nobleza titulada en Bonilla desde la estancia de Juan II y Enrique IV, solo la baja nobleza que ha dejado un gran patrimonio escultórico en un gran número de piedras labradas, hoy repartidas por todo el pueblo, en madera y papel. La industria textil fue otro motivo de atracción, esta vez de la burguesía y de la pseudo hidalguía, rememoró el diputado.Memoria de Bonilla 3-Bonilla de la Sierra-Ávila

Pero mucho antes de que estas etapas doradas llegasen, tenemos que remontarnos a los orígenes del comienzo de la vida en estas tierras. Unos indicios que apuntan a entre el 800.000-500.000 antes de Cristo, según el arqueólogo Francisco Fabián, a pesar de confirmar el gran desconocimiento reinante de épocas pasadas, ante las prácticamente inexistes excavaciones llevadas a cabo en este lugar.

Los primeros hallazgos

“Memoria de Bonilla: su historia, su arte, sus gentes” arranca en el Paleolítico con una piedra fabricada por los primeros cazadores-recolectores, con la que cortaban la carne de los animales. El momento de la producción llegaría en el Neolítico (4.000-5000 a.c) con un yacimiento, el de la Mueda, al que Fabián ha calificado como fundamental. Un lugar muy cercano al río Corneja, al pasar El Lavadero, en el que también habitaron personas en la Edad de Cobre. De este tiempo queda el testimonio más importante con el que cuenta Bonilla de la Sierra: el altar rupestre del Canto del Mortero. Y una sugerencia por parte del arqueólogo: la necesidad de seguir investigando la razón por la que este pueblo alberga tantos altares rupestres, ya que a los tres conocidos hay que añadir un cuarto descubierto recientemente. Indicios de la Edad de Cobre también se han encontrado en Los Majadales. Y un importante yacimiento de la época romana en La Huerta de la Dehesa, a pesar de haber sido expoliado. Tras la época romana vendría lo que denomina como “la época oscura”, con el hallazgo de las tumbas excavadas en la roca en Pajarejos, “una manera de destacar la propiedad de la tierra por parte de las familias”, aclaró.

Bonilla, señorío episcopal

El Bonilla señorial llegó en la Baja Edad Media al ser donado por la corona al obispo abulense Domingo Blasco. Serafín de Tapia distingue en esta etapa a personajes como los obispos Blázquez Dávila, Lope de Barrientos y Alonso de Madrigal (El Tostado) quien murió en este pueblo. La época de esplendor más notable llegaría en el siglo XVI, con la construcción de la Alhóndiga, un depósito en el que guardar reservas en caso de hambruna y que tan solo existía en otros dos puntos de la provincia: Arévalo y Ávila capital.

De ese momento histórico también datan las ordenanzas de la villa y la fundación de una casa para doncellas: una fundación para mujeres jóvenes y pobres. Y una escuela diplomática. Entre las personas que dejaron huella en este momento crucial señala a Rodrigo Núñez de Bonilla, conquistador y fundador de varias ciudades en Ecuador. O el obispo-inquisidor Francisco de Soto y Salazar.

Con la desamortización, en el s.XIX, Serafín de Tapia alega un dato positivo: los vecinos del pueblo se agruparon, pudiendo acceder a la subasta de las tierras gracias a un testaferro que pujó por ellos. De esta manera surgió un grupo de propietarios con el que Bonilla de la Sierra revivió un nuevo esplendor.

La caída en picado de la población comenzó en 1950, perdiendo en 60 años el 80 % de sus habitantes.Memoria de Bonilla 2-Bonilla de la Sierra-ävila

Patrimonio

El historiador Raimundo Moreno pone el énfasis en tres puntos importantes en Memoria de Bonilla. El castillo del que, aunque se reafirma en la creencia de que fuera construido probablemente antes del s.XIV,, recomienda llevar a cabo en su interior una excavación para conocer de manera precisa sus orígenes.

De la iglesia de San Martín, a la que denominó como “la mejor razonada de la provincia”, dice que posee proporciones de una arquitectura renacentista en una caja medieval. “Una arquitectura sorprendente que sólo se puede comprender teniendo en cuenta quién está detrás de la financiación de la obra: el cardenal Juan de Carvajal”, embajador de los Papas, que hablaba cuatro idiomas.

En cuanto al convento de franciscanos de San Matías, alude a su fundador, Gaspar de Ortuño, personaje importante del siglo XVI vinculado a Santa Teresa y a la Casa de Alba.

El lado humano del pueblo “más llano”

Carlos Jiménez-Torres y Laura Serranos nos acercan en esta obra al lado más humano de los habitantes del municipio en las páginas finales de la obra.

Carlos Jiménez-Torres lo hace dando vida a las actividades que se llevaban a cabo durante el año con el fin de que no caigan en el olvido. Recuerdos de antepasados que deben perdurar en la memoria. Al tiempo que destaca el papel de la mujer rural.

Laura Serranos hace una loa a esa tierra que hay que defender en la actualidad ante la amenaza de los proyectos mineros. Una tierra de la que dice “debemos proteger todos porque la vivimos y disfrutamos. Forma parte de nuestras raíces, las raíces nos unen y no deberíamos olvidar las nuestras”. ¿Qué mejor manera de hacerlo que decir NO a quienes ven un negocio donde nosotros vemos vida?, se pregunta.

¿Dónde comprar Memoria de Bonilla su historia, su arte, sus gentes?

El libro está disponible en los dos bares de Bonilla de la Sierra. En Piedrahita, en la librería Corinto. En Barco de Ávila en la librería Resflo. Y en Ávila en las librerías Letras y Borrajatos y en Papelería Calvo.

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