Bonilla, sus Personajes
Juan de Carvajal, Fernández de Madrigal «El Tostado», Juan II – Rey de Castilla, Lope Barrientos, y otros no tan nombrados, pero importantes para la villa
Desde 1250, Bonilla adquirió una gran importancia llegando a ser una de las villas mayores del obispado, sobre todo en el ámbito religioso, dado que el señor de Bonilla (obispo de Avila), residía durante el periodo estival en la villa, por lo que era obligado tramitar todo tipo de asuntos de la administración episcopal en ella.
Dicha situación hizo que personajes relevantes de la época y posteriores dieran brillo y cultura a la villa.
Fernández de Madrigal. c. 1410 – Bonilla de la Sierra , 1455.
Fernández de Madrigal, Alfonso. El Tostado. Madrigal de las Altas Torres (Ávila), c. 1410 – Bonilla de la Sierra (Ávila), 3.IX.1455. Teólogo, humanista, obispo de Ávila.
La fecha de nacimiento de Alfonso Fernández de Madrigal puede ser fijada aproximadamente en 1410.
La vida de Madrigal discurre, a excepción de su último año de vida, bajo el reinado de un miembro de la dinastía Trastámara, Juan II, al que sobrevivirá un año. Su sobrenombre de “Madrigal” obedece a una costumbre de la época basada en tomar como apellido el lugar de origen, en este caso, Madrigal de las Altas Torres, villa perteneciente al Obispado de Ávila, que también fue cuna de la futura reina Isabel la Católica
Asimismo, el sobrenombre de el Tostado obedecía seguramente a su tez morena, aunque no faltan quienes opinan que se trata de un apellido familiar. También se le denomina el Abulense por haber sido en los últimos años de su vida obispo de Ávila. Hernando del Pulgar (personaje de la Corte de Juan II) ha señalado que tuvo “desde niño inclinación a la ciencia” y “creciendo en días, creció más en deseos de aprender”.
Alonso I de Fonseca
Alonso de Fonseca y Ulloa (Toro, 1418-Coca, 18 de mayo de 1473) fue señor de las villas de Coca y de Alaejos y Arzobispo de Sevilla.
La frase El que se fue de Sevilla, perdió su silla se refiere a este arzobispo, cuando su sobrino, Alonso de Fonseca y Acevedo, no quiso devolverle la sede para volver a Santiago de Compostela.
Fue arcediano de Sanlés en la iglesia de Santiago de Compostela, capellán mayor del infante Enrique, abad de Valladolid, y deán de Zamora y obispo de Ávila desde el 7 de abril de 1445 hasta febrero de 1454.
Arzobispo de Sevilla desde el 4 de febrero de 1454, casó al rey Enrique IV el Impotente en sus segundas nupcias en 1454 con Juana de Portugal. En 1460 movió los hilos para que su sobrino materno Alonso de Fonseca y Acevedo, deán de la Catedral de Sevilla gracias a él, fuera hecho arzobispo de Santiago de Compostela al morir su detentador Rodrigo de Luna e intentar Pedro Álvarez Osorio, I conde de Trastámara poner a su hijo Luis de Osorio como arzobispo. Esto fue posible por recomendación al rey y al papa de su tío Alonso I y de las peticiones al papado Romano del rey Enrique IV de Castilla.
Su sobrino Alonso II participaría en trifulcas en Castilla y en Galicia apoyando a Rodrigo Maldonado en detrimento de Bernardo Yáñez de Moscoso y fue condenado a dos años de cárcel en Noya (La Coruña) entre 1465 y 1467 (fortaleza de Vimianzo). El intento familiar de pagar un rescate por Alonso II con dinero y joyas de la catedral santiaguesa provocaría un gran escándalo y un destierro de diez años; para que lo cumpliera hubo un intercambio de sedes entre Alonso I y Alonso II en 1465 todo ello complicado con la Revuelta Irmandiña (1467 – 1469). Arreglados los problemas por Alonso I en menos de cinco años, quiso volver a Sevilla pero su sobrino se negó a ello (1469) lo que tuvo que hacer con intervención armada del duque de Medina Sidonia y de Beltrán de la Cueva apoyado en la visita de Enrique IV a Sevilla para hacerse obedecer reforzando la bula papal de Pío II de 18 de octubre de la que Alonso II, enamorado de Sevilla, no hacía caso.
Recibió el título honorífico de Patriarca de Alejandría lo que lleva a que se le cite en numerosas fuentes como Fonseca el Patriarca o simplemente como el Patriarca.
Otorgó testamento el 3 de septiembre de 1460 fundando un mayorazgo de Coca, Alaejos, Castrejón, y Valdefuentes a favor de su hermano Hernando de Fonseca.
Falleció en Coca y en su parroquia se encuentra el siguiente epitafio:
Aquí yace el Rmo. y mui ilustre señor D. Alfonso de Fonseca, arzobispo que fue de Sevilla, señor de las villas de Coca y Alaejos, primer fundador de esta casa. Falleció a 18 de mayo de 1473.
Juan II. Toro 1405 – Valladolid, 1454. Rey de Castilla.
Juan II de Castilla. Toro (Zamora), 6.III.1405 – Valladolid, 21.VII.1454. Rey de Castilla.
Fue hijo de Enrique III, rey de Castilla, y de Catalina, hija del duque de Lancaster, Juan de Gante, y de su segunda esposa, Constanza, hija del monarca castellano Pedro I; el matrimonio, celebrado en septiembre de 1388, había supuesto la renuncia a los eventuales derechos de Constanza al Trono castellano y la consolidación en éste de los Trastámara.
La temprana muerte de Enrique III, en Toledo, el 25 de diciembre de 1406, abría el reinado del nuevo Monarca, un niño que todavía no había cumplido dos años, lo que significaba una larga y, según todos los indicios, difícil minoría. El testamento de Enrique III, minucioso en sus disposiciones, muestra esa preocupación: disponía la custodia del rey niño por Diego López de Stúñiga y Juan (Fernández) de Velasco; el ejercicio del poder de modo conjunto por su esposa Catalina y por su hermano Fernando
Rodrigo Núñez de Bonilla - Conquistador
Núñez de Bonilla, Rodrigo. Sevilla, ? – Quito (Ecuador), c. 1562. Conquistador y fundador de ciudades en la América ecuatorial.
Entre los grandes conquistadores de Indias, figuró Rodrigo Núñez de Bonilla, natural de Bonilla de la Sierra, que sirvió durante más de veinte años a la Reina doña Juana y a su hijo Carlos I, en la colonización y pacificación de las provincias de Tierra Firme y Quito.
Fundador de varias ciudades y asientos. Un molino, ubicado junto a las hornacinas, da testimonio de la ocupación hispánica en el lugar. Los españoles utilizaron las piedras y los dinteles incaicos para formar un arco romano. La función del horno era procesar los granos de cebada y maíz, etc., que se sembraban en la zona.
La fundación de Cuenca se inicia cuando Francisco Pizarro -conquistador del Perú- comisionó al Cap. Rodrigo Núñez de Bonilla para que ejerza las funciones de Encomendero en el repartimiento de la Provincia de los Cañaris o Tomebamba. En 1538 se instaló en dicha región, y en la dilatada planicie de Paucarbamba, levantó un asiento o villa al que dio el nombre de Santa Ana de los Ríos.
Santiago de la Culata, empezó a figurar con el nombre de Santiago de Guayaquil, topónimo del pueblo y del río en uno de cuyos márgenes se estableció en forma definitiva.
« La primera mención oficial que conocemos, si no del río, por lo menos de su nombre, está en el Libro de los Cabildos de Lima – ,julio y agosto de 1544 – en que aparece Rodrigo Núñez de Bonilla como procurador de la ciudad de Santiago del río de Guayaquil. Aunque en documentos anteriores a 1543 existen referencias a este nombre».
Rodrigo Núñez de Bonilla, fundó la ciudad de Baeza, a orillas del río de Quijos, convirtiéndola en sede de la gobernación colonial del mismo nombre. Andrés Contero, su sucesor, adelantaría la entrada en 1572, fundando dos nuevas ciudades, Avila y Archidona. Nacieron por entonces las reducciones jesuitas y surgieron las encomiendas.
La ciudad de Tena fue fundada el 15 de noviembre de 1560. En este mismo año Núñez de Bonilla realiza una nueva repartición de indígenas en encomiendas. Las encomiendas era un sistema por el cual la Corona otorgaba a los españoles conquistadores derechos sobre un territorio y una población indígena y además tenían la responsabilidad de «curar material y espiritualmente a los indígenas encomendados».
En el libro la Gobernación de los Quijos se hace mención en dos capitulos sobre el conquistador
* Título de capitán general a Rodriguez Nuñez de Bonilla para la reedificación de la ciudad de Avila
* Probanza de Rodrigo Nuñez de Bonilla de los servicios de su padre y los suyos. Para los reinos de Castilla.
Juan de Carvajal - Trujillo, 1399 – Roma 1469.
Carvajal, Juan de. Trujillo (Cáceres), 1399 – Roma (Italia), 6.XII.1469. Obispo de Porto, cardenal diácono del título de Santo Angel in foro piscium (in Pescheria), legado pontificio.
Hijo de Juan Tamayo, corregidor de Trujillo, y de Sara Carvajal, perteneciente a una familia arraigada en Plasencia. Estudia ambos Derechos en la Universidad de Salamanca, donde debió de obtener la licenciatura antes de 1430.
Aparece inmediatamente vinculado a la curia, seguramente desde 1430, cuando Martín V le concede que no sea obligado a ordenarse por los beneficios que entonces ocupa.
Es clérigo de la diócesis de Ávila, canónigo y porcionario de la de Palencia, y tiene dos capellanías perpetuas y la mitad del beneficio simple de Santa María de Trujillo. Probablemente forma parte del grupo de colaboradores y familiares del cardenal Juan Cervantes. Una de sus primeras misiones conocidas, en febrero de 1434, consistirá, precisamente, en resolver los problemas surgidos en relación con los privilegios de este cardenal en el monasterio de San Teodoro, diócesis de Gaeta.
Barrientos, Lope de. 1382 – Cuenca, 1469
Barrientos, Lope de. Medina del Campo (Valladolid), 1382 – Cuenca, 29.V.1469. Dominico (OP), obispo de Segovia, Ávila y Cuenca, confesor consejero y chanciller en la Corte Real.
Pocas figuras han protagonizado un papel tan esencial en la vida política, eclesiástica y cultural castellana del siglo XV como Lope de Barrientos.
Fue un personaje singular durante el reinado de Juan II y, en menor medida, en el de Enrique IV y siempre, durante su larga vida, destacó como un defensor incondicional de la institución monárquica, aunque estuviera representada por reyes incapaces.
Lope de Barrientos era el segundo hijo del caballero Pedro de Barrientos, muerto en la campaña de Antequera a las órdenes del entonces regente de Castilla, el infante Fernando, futuro rey de Aragón.
Lope cursa los primeros estudios en su ciudad natal, Medina del Campo, trasladándose a Salamanca para realizar los estudios de Artes y Teología. Durante su estancia en la capital salmantina traba conocimiento con otros personajes de gran peso para la época, caso del futuro cardenal Torquemada, pero regresa a Medina en donde profesará, dentro de la orden dominica, en el convento de San Andrés.
Fray Diego Fernández de Angulo -
Diego Ventura fue nombrado por Carlos II presidente y gobernador de las Armas del Reino de Cerdeña en octubre de 1581. Más tarde pasó a ser arzobispo de Cagliari, y desde esta posición le llegó la noticia de su nombramiento como virrey interino y presidente de Cerdeña el 23 de junio de 1682, a los pocos meses de la muerte del virrey Felipe de Egmont.
Desde su posición de regente, lo primero que hizo fue averiguar cuál era el estado en el que se encontraba el Tesoro Real, comprobando que en la tesorería de Cagliari sólo había 400 escudos y en la de Sassari 2000 escudos. Acogió algunas iniciativas por parte de negociantes y consejeros del Reino para mejorar esta crítica situación económica, pero de nada sirvió.
Su regencia duró apenas un año, ya que el 10 de diciembre de 1682 se nombraba a Antonio López Ayala nuevo virrey de Cerdeña. Ventura se marchó a Ávila para continuar allí su carrera eclesiástica en el obispado avilés.
Fray Hernando de Talavera
Hernando de Talavera, O.S.H. (Talavera de la Reina u Oropesa, provincia de Toledo, 1428 – Granada, 14 de mayo de 1507) fue un monje de la Orden de San Jerónimo, prior del Monasterio de Nuestra Señora del Prado en Valladolid, obispo de Ávila (1485) y arzobispo de Granada (1492), confesor y consejero de Isabel la Católica (1475).
También escribió algunas obras, como ¿Por qué creer en Dios? porque Dios lo manda.
Nació en una familia conversa, si se han de creer las denuncias que se hicieron contra él a la Inquisición cuando ya era primer arzobispo de Granada. Probablemente era hijo de García Álvarez de Toledo y Ayala1 y de una hebrea del arrabal de Oropesa. Por eso los primeros cronistas lo llaman «Fray Hernando de Oropesa». Por otro lado la tradición designa una casa concreta de Talavera como su lugar de nacimiento, provista de una lápida con una inscripción
En esta casa nació D. Fr. Hernando de Talavera Prior del Monasterio de Prado obispo de Ávila, primer arzobispo de Granada y examinador de los proyectos de Cristóbal Colón. La patria a su hijo ilustre año 1892 en los días del cuarto centenario del descubrimiento de América.
Estudió Teología en la Universidad de Salamanca y ahí fue profesor de Filosofía Moral. En agosto de 1466 ingresó en la Orden de San Jerónimo en el monasterio de San Leonardo de Alba de Tormes. Cuatro años después fue nombrado prior del Monasterio de Nuestra Señora del Prado en Valladolid, y allí permaneció dieciséis años.
Fue confesor de la reina Isabel I de Castilla desde antes de llegar ésta al trono (1474). En 1479 fue el encargado de supervisar que los votos de Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV de Castilla, fueran hechos correctamente, para que no pudiesen ser revocados y reavivar así la guerra civil que había llevado a Isabel a ser reina. En 1480 actuó como árbitro en la reducción de las rentas de la nobleza y para conseguir fondos para la guerra de Granada.
Se opuso a la creación de la Santa Inquisición, por lo que fue a predicar a Sevilla con la idea de evitar medidas más duras contra una población que había sido convertida al cristianismo pero conocía poco y mal dicha religión. Tras la llegada de los inquisidores, incluso llegó a denunciar los abusos de estos.
Fue nombrado administrador apostólico de la diócesis de Salamanca (1483-1485), sustituyendo al obispo Diego Meléndez de Valdés, que residía en Roma, y en 1486 es nombrado obispo de Ávila. Tras la conquista de Granada en 1492, ejerció como administrador apostólico de ese reino hasta que en enero de 1493 recibió la bula que lo nombraba en 1493 primer arzobispo de Granada. Allí procedió a aplicar a la población musulmana una política de conversión muy suave, evitando amenazas y coacciones. De hecho, impidió que la Inquisición se estableciera en Granada. Aprendió árabe y se ganó la consideración de los musulmanes, que lo apodaron alfaquí santo. Su interés en predicar a los musulmanes en su propia lengua produjo el primer diccionario español-arábigo, el Vocabulista arábigo en letra castellana de fray Pedro de Alcalá, editado en Granada en 1505.23Sin embargo, esta política de mano blanda tuvo un éxito bastante limitado,3 ganándole reproches, de forma que en 1499 el cardenal Cisneros ordenó emplear métodos más enérgicos y forzar las conversiones, lo que condujo a la rebelión de musulmanes y moriscos.4
En 1505, un año después de la muerte de la reina Isabel, su protectora, el inquisidor de Córdoba, Lucero, mandó apresar a amigos y familiares de fray Hernando y preparó su proceso por herejía y apostasía de la fe, debido a su actitud contraria a la Inquisición. Desde Roma, el papa Julio II lo defendió y Cisneros puso en libertad a sus parientes en 1507.5Ese mismo año, muere fray Hernando de Talavera.
Parece haber sido un hombre riguroso y austero, interesado en la verdadera espiritualidad. Su carácter austero lo llevó, por ejemplo, a criticar a la reina por los adornos, bailes y corridas de toros celebradas en honor de una delegación francesa en 1493, firmantes del llamado Tratado de Barcelona (1493) entre Francia y España.6
Obras
Su obra escrita se centra en temas ascéticos y morales; habida cuenta de su misión de catequizar a judeoconversos, moriscos y musulmanes, se esfuerza en enseñar la doctrina cristiana de forma práctica, como por ejemplo a los niños en su Breve doctrina y enseñanza que ha de saber y poner en obra todo cristiano y cristiana. En la cual deben de ser enseñados los moçuelos primero que en otra cosa de 1496, editada en Granada en un incunable con varios de sus tratados impreso por Meinardo Ungut y Juan Pegnitzer, editores que el mismo Talavera había llevado a Granada para promocionar el arte tipográfico. Es un breve impreso que se abre con un breve texto sobre la señal de la cruz, las oraciones clásicas: Credo, Kyrie Eleison, Pater Noster, Avemaría, Salve, Protestación de la Fe y Ángel de la Guarda y una serie de reglas de conducta a observar en la iglesia durante los actos y oficios religiosos, la explicación de los sacramentos y los mandamientos de la ley de Dios, de la Iglesia, las obras de misericordia y los pecados capitales. Se cierra con las obligaciones del ayuno, los diezmos y los votos y finalmente, con la Confesión general.
Escudo de armas de Hernando de Talavera como Arzobispo de Granada
Es célebre su Tratado sobre la demasía en vestir y calzar, comer y beber redactado en 1477 e impreso en forma de compendio entre otras obras suyas en un incunable granadino de alrededor de 1496. Se trata de un tratado sobre las prácticas de la época que a su entender son pecaminosas y donde ridiculiza con gracejo la coquetería femenina y diversas costumbres, con motivo de un decreto de excomunión en Valladolid contra las mujeres que se vistiesen con gorguera y caderas anchas y contra los hombres que llevasen camisones con cabezones labrados. El escándalo que provocó el edicto ante la supuesta extralimitación de la Iglesia motivó la defensa de fray Hernando de Talavera adoptando el formato de un tratado de moral, ya que la conducta es examinada bajo el prisma de los mandamientos, los pecados capitales, los sacramentos, la vida de los profetas, los padres de la Iglesia, los Apóstoles, algunos santos, etc. Otras obras suyas son:
Católica impugnación
De cómo han de vivir las monjas de San Bernardo en su monasterio de Ávila
Muy provechoso tratado contra el murmurar y decir mal de otro en su absencia…
Provechoso tratado de cómo debemos haber cuidado de espender muy bien el tiempo, y en qué manera lo habemos de espender para que no se pierda momento
Además, en su calidad de testigo presencial del acontecimiento (el día dos de enero de 1492), y como arzobispo de Granada, compuso el oficio y la misa In festo deditionis nominatissimae urbis Granatae («En la fiesta de la entrega de la famosísima ciudad de Granada»),7 que durante siglos se utilizó en las iglesias granadinas para conmemorar la rendición del último rey nazarí.