Querida Beatriz:
Permíteme llamarte “querida” porque si hay algo que no podemos evitar todos los españoles, en este momento, es quererte.
Tú, que en las últimas semanas has escrito varias cartas, queremos que seas la receptora de esta.
No puedo imaginar, si todos tenemos el corazón encogido, cómo habrá quedado el tuyo. La necesidad de encontrar a tu pequeña, de tenerla cerca de ti, al lado de Olivia, su protectora, te aporta la fuerza para cada latido.
Si algo has demostrado a lo largo de estas semanas es grandeza. Bondad en cada una de las palabras lanzadas a quien debería haberlas protegido de cualquier mal. Pero la maldad no entiende de protección, ni de infancias robadas.
Es imposible imaginar cómo ante dos personitas tan indefensas alguien puede crear un plan tan maquiavélico. Cómo el odio puede nublar la razón. Cómo la sinrazón puede ejecutar ese plan hasta sus últimas consecuencias.
Desde este pequeño municipio abulense deseamos que, algún día, encuentres la paz. Apoyamos tu propuesta para que se instaure el Día Nacional del Niño. Y que las leyes se endurezcan, para que velen por su integridad.
Probablemente este verano, cuando miremos al cielo y veamos dos estrellas juntas, al lado del mar, el rumor de las olas nos traiga el eco de la dulce voz de Olivia susurrando: “un besito, Anna, un besito…
Otro para ti Beatriz, enorme.
¡Que la fuerza te acompañe!