Fiel a su cita anual, aquí está de nuevo. La Navidad vuelve a brillar en las calles y en el calendario, con un color que marca la diferencia. Que le hace ser especial.

La luz se ha intensificado. Las grandes ciudades pugnan por mostrar la potencia de sus vatios, en una lucha absurda por dominar el consumo.

La España rural luce un aspecto diferente. En el municipio abulense de Bonilla de la Sierra: en Bonilla, Cabezas y Pajarejos la austeridad domina el paisaje. En la mente el portal de Belén se ve reflejado en cada una de sus calles y plazas. Es el espíritu más tradicional de estas fiestas. Una posible pequeña recreación de ese momento mágico que celebramos.

Es tiempo de soñar, de recuperar la magia. De reuniones, celebraciones, buenos deseos, esperanzas. De la exaltación del amor como si no hubiera un mañana…Pero también de ausencias, recuerdos, añoranzas, tristezas, nostalgias.

Que el espíritu de la Navidad os acompañe allí donde estéis. Los que nos perdamos entre miles de bombillas en las urbes, brindaremos con el corazón por Bonilla, Cabezas, Pajarejos o Ribera del Corneja. Y mientras las luces nos deslumbran, recordaremos que la verdadera esencia de la Navidad no necesita tanto resplandor. A veces, para brillar, tan solo es necesaria una estrella.

Feliz Navidad repleta de ilusión. Que la estrella guie vuestros sueños.

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