Felicidad, a veces esquiva pero siempre alcanzable.
Una mirada. Una sonrisa. Un momento de soledad necesaria, de amistad compartida. Una historia que nos adentra en un viaje imaginario. Un viaje real tantas veces soñado. El amor de los nuestros. El AMOR con la persona de nuestra vida… Pequeños momentos que no necesitan grandes quimeras, sólo disfrutar de aquello que tenemos como si no hubiera un mañana…
¿Y si fuera ahora? Nada mejor que atrapar ese breve segundo en el que un corazón palpita a gran velocidad porque los sentimientos se desbocan. Nada más importante que compartirlo con aquellos que nos hacen sentir vivos, con quienes formamos ese núcleo indestructible que nos hace ser más fuertes.
Felicidad en ese pequeño pueblo en el que desconectar. En el que huir de la rutina que nos devora. En el que el canto de un pájaro, una ráfaga de viento o el tañer de las campanas se convierten en nuestra banda sonora.
Felicidad ante un nuevo año que comienza, en el que depositaremos todas nuestras esperanzas, intentando esquivar los malos momentos.
Felicidad en la que tendremos que poner nuestro pequeño granito de arena porque, como el filósofo griego Epícteto, dijo una vez: “No importa aquello que te ocurre sino cómo reaccionas ante lo que te sucede”. Y así, mientras los acontecimientos se vayan sucediendo y los días vayan transcurriendo, la felicidad llamará a nuestra puerta y se irá tan pronto como desee. Al menos, tras la experiencia adquirida, sabremos que tras lo malo siempre llega lo bueno y que cuando esto desaparece un día, tarde o temprano, acabará llegando de nuevo.
2024, esperamos la felicidad que nos depares, este año con un día más para disfrutarla.
Feliz 2024.
