La vida del mundo rural se complica con la falta de una red de transporte acorde a las necesidades de la población. Pequeños pueblos de Ávila se sienten estos días impotentes y desamparados ante la falta de un servicio que, hasta antes de la pandemia prestaba, deficientemente, la empresa de autobuses Monbus.

El largo confinamiento ha incrementado la necesidad de una parte de la población de volver a sus lugares de origen. Pero, a pesar de que el resto de líneas que circulan por la provincia abulense han reanudado su actividad, Monbus solo lo ha hecho en determinados tramos, con un servicio muy limitado. La línea que comunica Madrid con Barco de Ávila es inexistente en este momento. La gran incógnita es cuándo la compañía reanudará la misma.

La falta de información se ha convertido en una máxima. Horas llamando a un número de teléfono en el que nadie responde. Y cuando alguien lo hace, la información es errónea o las respuestas esquivas. Oficialmente la consigna era que el 1 de julio el itinerario de Madrid a Barco de Ávila volvería a funcionar. Pero no ha sido así. Y los viajeros han vuelto a ver su esperanza, por volver a sus pequeños municipios, truncada.

Nada nuevo bajo el sol. La historia de desamor de los pasajeros con esta compañía comenzó a finales de agosto de 2018, momento en el que el Ministerio de Fomento decidió dar la concesión a Monbus, quitándosela a CEVESA. Y la pesadilla comenzó. Horarios incumplidos, supresión de autobuses y la eliminación de paradas dieron paso a innumerables quejas y manifestaciones que cayeron en saco roto. Y cuando todo parecía que no podía ir a peor… Monbus ha vuelto a sorprender negativamente. Y los usuarios buscan iniciativas diferentes que les permitan llegar a su lugar de destino. Pero esto no debería ser así.

Los alcaldes de estos pequeños pueblos deben abanderar la lucha del transporte en el mundo rural. La eliminación del mismo podría poner la puntilla a una España vaciada que lucha por sobrevivir. Y los grandes partidos políticos, que, en época electoral se aproximan levemente a una población rural que puede resultarles rentable, cumplir sus promesas de darles una mayor calidad de vida. Mientras tanto, los ciudadanos de a pie seguiremos reivindicando nuestros derechos y el de la movilidad es uno de ellos.

Localidades cercanas a las comarcas de Barco de Ávila, Béjar y Piedrahíta necesitan volver a contar con un servicio de autobuses como el que prestaba CEVESA. A pueblos como Bonilla de la Sierra no le servirá de nada haber sido nombrados como uno de los más bonitos de España si no cuentan con unos servicios mínimos. Y eso no podemos permitirlo.

 

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