Un día más y uno menos de esta pesadilla llamada covid-19. Una época para olvidar de la que quisimos huir, pero no pudimos. Un mal sueño del que nos cuesta despertar. Demasiado largo para una humanidad acostumbrada a la libertad.
Intento evadirme. No pensar. Soñar con aquello que deseo y a quienes quiero, atrapados en mi recuerdo. Bonilla entre todo ello. Bonilla…tan cerca y tan lejos…Indescriptible la sensación de tenerte, sentirte, pero no poder acudir a tu lado…
El amanecer nos despierta hacia un nuevo día, tan parecido al de ayer que asusta. Monotonía de pandemia envuelta en una triste nueva realidad que ansiamos dejar atrás. Y así, entre días que pasan sin poder volver a verte, ni a aquellos a quienes tanto echamos de menos, te disfruto de otra manera Bonilla, sorbo a sorbo.
Fiel compañera del primer momento de la jornada, me acompañas en ese instante tan importante como es el primer café del día. Juntas arrancamos el motor. Tú recordándome, con tu mejor cara, cada uno de tus pequeños rincones. Yo admirándolos desde esa bella estampa que me regalas. Y así, lo momentos se suceden a través de las horas y de la variedad de tazas que me muestran tu encanto. El invierno que deja su manto nevado en el horizonte. La primavera que llega con una impresionante alfombra de verdor que inunda el valle. Capturas el castillo, al tiempo que nos adentras en nuestra impresionante colegiata. O nos recuerdas la belleza completa de uno de los pueblos más bonitos de España.
Bonilla, tan mía, tan nuestra, sorbo a sorbo seguirás conmigo, con nosotros, mientras te asimos con fuerza. Ahora que dejamos atrás el duro invierno y la primavera regresa, seguiremos soñando volver a tu lado, sabiendo que cada día falta menos para conseguirlo.
