Las nubes auguran lluvia, quizás tormenta. Ni un alma en un paisaje que necesita tanto el agua como a las personas, porque ambas representan la vida. Vida amenazada desde hace un año. Vida vivida a trozos, en pequeños tramos impuestos por la restricción de horarios, nula actividad, escasas reuniones sociales… Vida que recordaremos en breves destellos. Pero, al fin y al cabo, vida.

El caminante atisba el paraje en soledad, A lo lejos un pueblo. Mundo rural en estado puro, sorteando las dificultades impuestas. Una más, si tenemos en cuenta que en tiempo de pandemia su población, mayor y delicada, cuenta con consultorios médicos “a medio gas”. Triste presente tras luchar por una jubilación digna.

El caminante avanza. Ese es el sentido de la vida, avanzar. En ese caminar Bonilla de la Sierra se abre paso ante la inmensidad del valle. Y desde allí Cabezas, Pajarejos y Ribera del Corneja esperan, con resignación, el resurgir de la normalidad, que no de la vida porque si algo ha demostrado el mundo rural es que, ante las dificultades surgidas, esta es allí más especial que en la urbe.

Grandes los hombres y mujeres del campo que, a pesar de todo, decidieron ser guardianes de la España vaciada para que estuviera menos sola. Porque creyeron que ese era su lugar. El que les correspondía por derecho propio. En el que siguen haciéndolo sin apenas rechistar. Por ello merecen una recompensa: velar por su salud…

Tal vez no sean los mejores tiempos. Probablemente los escollos sean mayores que las facilidades para el médico rural, pero los habitantes de los pueblos de España merecen lo mejor en sanidad. Y a veces lo mejor no es desplazarse a otra localidad, por muy cercana que esté porque las fuerzas escasean y los años se notan.

El caminante sigue mirando al cielo y espera, si hay tormenta, que pronto escampe. Tal vez, los moradores rurales deseen lo mismo, acostumbrados a bregar con la que la vida traiga. Aunque haya llegado el momento de dejar de luchar y empezar a cuidar.

Esperemos que el coronavirus despeje el sistema sanitario, los consultorios médicos rurales vuelvan a funcionar a todo gas y nuestros mayores solo tengan que preocuparse de mantenerse a salvo ante la próxima tormenta…

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